Al Bat
Zenón Ochoa: ¡Honor en el tiempo!
Zenón Ochoa pide se honre a aquellos peloteros cubanos que llegaron a México en los 30´s.
Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx
(Primera parte)
De nuevo, gran privilegio de poder charlar con Zenón Ochoa en la intimidad de su hogar, junto a su “rinconcito que es un museo de béisbol”.
¡Tópicos?: lo que fue la Liga Nacional a mediados de los 40´s; la personalidad de Ernesto Carmona y los Rojos del México; de Domingo Santana, “que no le tenía ningún respeto a Martín Dihigo” y cuando recomendó y llevó a Héctor Espino “para que le hicieran una prueba” en el Parque Cuauhtémoc de los Sultanes de Monterrey…
La agradable plática se extendió hacia otros personajes y hechos históricos de la pelota mexicana, pero esta vez el tema se enfocará hacia un aspecto del todo relevante por el contenido humano que encierra.
Se trata de que pide se rescate, reconozca, honre y difunda la memoria de todos aquellos grandes peloteros cubanos que llegaron en la década de los 30´s a jugar a nuestro béisbol y quienes, en su mayoría, rindieron tributo a la madre tierra en nuestro país.
“Sería algo así como un homenaje a todos ellos que se ausentaron de sus queridos hogares en busca del pan de cada día… con muchos de ellos sin nuca regresar al lado de sus familiares”.
Todos ellos “llegaron en barco a México, ya sea a por Mérida, Progreso, Campeche o Veracruz; con algunos abrieron camino en el sureste cuando se viajaba en camiones de carga y, otros también de gran talento que se instalaron de inmediato en la Liga Mexicana”.
¡Que si los conoció!
A Zenón le tocó jugar y competir con muchos de ellos, como en aquel 1934 en Río Blanco en un campeonato regional y después en el Agrario en 1936.
Félix Zulueta
De aquella pléyade de jugadores recuerda a Félix Zulueta:
“Jugué mucho contra él en la Liga Petrolera y para mi que pudo haberse establecido como una estrella de la Liga Mexicana. Fue un gran jardinero, volaba en los senderos, buen brazo y excelente bat, además de ser amigable y tranquilo”.
A Zulueta, emocionado y sensibilidad reflejada en sus ojos al saber de un amigo, le envió un saludo, expresándole “¡Aquí estamos, camarada; y ya sabes, me da mucho gusto saber que estas en la pelea, felicidades!”.
“Lechón” Hernández
Otro fue Horacio “Lechón” Hernández:
“Lo conocí cuando tenía más de 50 años de edad; era instructor y entrenador del Agrario, mi primer equipo en 1935. Supe que fue muy buen receptor, lanzador y ampayer; muy inteligente; sabía de la a la z de béisbol y me enseñó muchas cosas buenas que me sirvieron en mi carrera como pelotero. Un buen viejo”.
Otro fue Gregorio “Gollito” Valdez, de quien dice que como jugador fue muy buen jardinero y luego instructor y entrenador de Tránsito, equipo en el que Zenón participó en 1937.
También conoció a José Jakinet, tercera base y jardinero; a Manuel Aguiar, outfielder y los hermanos Agapito y Ricardo Lazaga, excelente bateador zurdo y gran pítcher que terminó su carrera como ampayer, respectivamente.
También están los receptores Frank Casanova, Dilio Rodríguez, Angel Jarrín, “Gallego” Cruz; “Papi” Ferrer; “Pititos” Crespo, hermano de Alejandro Crespo; Mario Salazar y los lanzadores Berton Hunter, Wenceslao González, Ramón Correa y Sixto Echeverría.
Otros son Aquilino López, tercera y fuerte bateador derecho; Marcelino Bauzá, campo corto; Rafael Pedrozo, cátcher de lo mejor; Angel Arencibia, primera base zurdo; Avelino Catalá, jardín y pítcher; Jacinto “Jiqui” Roque, del Agrario en 1936 y El Aguila, 1939, un gran cácther y jardinero, entre otros que al no jugar en la Liga Mexicana se quedaron en equipos de la región petrolera en el sureste de México.
Dihigo, Bragaña, Salazar…
Por supuesto que en esa lista de oro están Ramón Bragaña, Martín Dihigo, Luis Sansirena, el eterno coach de Monterrey; Lázaro Salazar, Manolo Fortes, Julio Alfonso, Virgilio Arteaga, Silvio García, Manuel “Cocaína” García, Santos Amaro, Luis Tiant, padre, Adolfo Luque, Leonel aldama, entre otros grandes de aquella época.
“Me gustaba mucho platicar con Luque cada vez que tenía oportunidad. Sabía mucho de béisbol y le gustaba enseñar. El me dijo una vez que el pelotero tenía que hablar de pelota porque de eso vivía”.
Recordó que a Adolfo Luque se le conocía en Cuba como “Papá Montero”, mientras que en México, “Zorro Plateado”. En EU, era Dolf, ya sabe usted eso, como fue Bobby con Beto Avila y así por el estilo.
Para Zenón Ochoa, quien el próximo 23 cumplirá 96 años, es muy satisfactorio recordar a todos esos jugadores algunos de los cuales están en el Salón d ela Fama del Béisbol Profesional en México.
“A todos ellos les aprendimos muchas cosas cuando no había academias; ah, y puedo citarte a otro: Manolo Borges, quien se preocupó mucho por enseñarme las técnicas de béisbol cuando estuve en Río Blanco, mi primer año jugando entre profesionales. De ahí me recomendó al Agrario, donde empecé en el béisbol de paga”.
Carta a Juan Filizola
En agosto de 1999 Zenón le hizo llegar una carta a Juan Filizola González, entonces director del Recinto Sagrado con sede en Monterrey, haciéndole la sugerencia de que se colocara una placa con el nombre de todos esos peloteros cubanos y de otros países que contribuyeron con su presencia y acciones dentro del terreno de juego al desarrollo del béisbol mexicano.
¡Vale!
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miércoles, 6 de junio de 2007
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