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jueves, 9 de agosto de 2007

Conrado Marrero


Al Bat



Conrado Marrero


Por Jesús Alberto Rubio
Jarubio@guaymas.usopn.mx

Ya le dije ayer: A "El Premier" o "El Guajiro de Laberinto", Conrado Marrero, uno de los más extraordinarios pítchers cubanos de todos los tiempos, usted lo puede ver más que lúcido y toda amabilidad a sus 96 años de vida en la Habana, Cuba.

Su nieto Gilberto Marrero contactó conmigo y ¡oh coincidencia!, lo hizo cuando ya preparaba una columna en torno a la vida del ilustre ex pítcher considerado toda una leyenda viva en Cuba.

Me dice que todos los que pasan a su hogar a saludarlo o entrevistarlo, se quedan asombrados de lo bien que conserva su memoria.

Cuando Conrado cumplió 95, Jorge Alfonso, de deportes@bohemia.co.cu, escribió: Fuerte como el roble, campechano y dicharachero a más no poder, es la viva estampa del jodedor criollo. Conserva una memoria fabulosa, capaz de recordar hechos y anécdotas al detalle, sin importar el tiempo transcurrido, siempre lo acompaña el puro habano, símbolo de innata cubanía.

Conrado Marrero trabajó como técnico de pitcheo hasta hace 6 años con el equipo oriental de la provincia Granma, exactamente hasta los 90 años de edad. Además, figuraba como asesor de la Comisión Técnica Nacional de Béisbol.

Entre otros granedes reconocimientos, el 26 de septiembre del año pasado le fue entregado el Escudo de la Ciudad, máxima distinción personal que confiere el Ayuntamiento de Cienfuegos, declarada por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Un gran ídolo

Tanto en su notable época amateur y luego como profesional, fue un verdadero ídolo que llenaba los estadios donde lanzaba y, en México, esto no fue la excepción.

Fue de aquellos lanzadores cubanos que llegaron a nuestra pelota a demostrar su enorme grandeza, como los Ramón Bragaña, Luis Tiant Sandalio Consuegra, Manuel "Cocaína" García, Martín Dihigo, Lázaro Salazar, Lino Donoso, Julio "Jiqui" Moreno…

Un abridor estelar por excelencia. Inteligente, con un enorme control, conocimiento de la zona de strike y un dominio a la perfección de la curva que cuidado, ¡señol! que fue su principal mortal arma, reconocida y respetada por los mejores bats de su época.

Curvero y de a buenas

Un inmortal del béisbol mexicano, Zenón Ochoa, recuerda que de diez lanzamientos que hacía Marrero, ¡siete eran curvas! Y, asegura, que nunca jamás vio a alguien que tirara de esa forma. Zenón, de la misma época, también cifra sus 95 abriles.

Precisamente el colega Angel Torres desde Los Angeles-Anaheim, nos dice que una vez alguien le dijo a Conrado que tenía una de las sliders más dominantes en todo el béisbol, por lo que asombrado contestó: caramba ¿no me digan que esa curvita que yo tiraba hacia afuera, ahora la llaman slider?

También cita que cuando visitó a sus hijos en Miami, pregunto si había surgido otro Willie Mays y que al saber que no, respondió: ¡entonces no me he perdido nada!

Se enfrentó a Zenón Ochoa

Zenón Ochoa nunca olvida aquel día en que lanzando con los Pericos de Saltillo se enfrentó a Marrero en un inolvidable partido de 19 innings contra a los Indios de Cd. Juárez.

Ocurrió el domingo 16 de julio de 1946 y en ese choque Zenón ¡lanzó 16 1/3 de entradas!, todo un récord en los anales del béisbol profesional mexicano en un juego que correspondió a lo que fue la Liga Nacional.

Ochoa tiró desde el tercer episodio, ya con dos outs, en tanto por los aborígenes "El Premier" se sostuvo en el duelo desde la décima entrada, concluyendo todo con empate a siete ante la falta de luz natural del día… ¡eran los duelazos de pitcheo de aquel antaño de oro!

Cómo llegó al béisbol de México

Rogelio Marrero nos cuenta cómo su ilustre abuelo llegó a la pelota mexicana:

Cita que en 1946 Jorge Pasquel le extendió un contrato por tres años de 600 dólares libres de impuesto al mes, preguntándole entonces sus garantías en caso de que no obtuviera los resultados esperados de él, o bien que el brazo se le afectara.

La respuesta, de Pasquel, fue: "Usted está equivocado; usted está hablando con un hombre de 50 millones, a lo que Marrero respondió: "Mire señor, deje eso ahí que yo no juego a la pelota para usted.

Al día siguiente Pasquel mandó al chofer a buscarlo al hotel, pero el gran pítcher cubano no quería volver a hablar con el magnate con todo y la súplica del interlocutor, quien le expresaba "Por favor, Marrero, a mi Pasquel me da 20 pesos por llevarte hasta él".

Accedió a ir.

Cuando llegó, aquel hombre todo poderoso estaba muy sonriente y le enseñó el cheque de 600 que había rechazado el día anterior y, rompiéndolo, le dijo:"Parece que ayer no nos entendimos bien, procediendo de inmediato a tomar el talonario para mostrarle otro, esta vez de 800.

Marrero entonces le dice: "El que no entendió fue usted; le digo que ni por sus 50 millones juego a la pelota para usted".
Con los Indios de Cd. Juárez.

La noticia de que no había firmado corrió como reguero de pólvora y muy pronto en La Habana recibió invitación para que fuera a jugar a Cd. Juárez en la Liga Nacional, recibiendo de adelantado 500 dólares.

Estuvo tres días en la capital del país y de ahí viajó a la ciudad fronteriza donde iba a comenzar a registrar otra brillantísima etapa luego de ponerse en forma en juegos de exhibición tras cuatro meses de no ver acción.

Abre el juego inaugural

Cuando se inauguró la temporada del 46, Marrero estaba en la loma enfrentándose a Chihuahua y con todo y que le pusieron en el line up a seis zurdos, obtuvo gran victoria de 2-1, ¡la primera en el béisbol de México!

Ese circuito tenía sus partidos los viernes, sábado y domingo. Marrero tiraba los dos primeros días y si tenía que relevar, con gran ímpetu saltaba al terreno.

Advierte Rogelio que de los Indios de Cd. Juárez su abuelo recuerda con mucho aprecio a los Favela y a la "Pingua" Canales, "gran bateador detrás del corredor"; a Bugarini, Daniel Parra, Quicutis y un a un pitcher de origen salvadoreño que fue el único que terminó junto con él ese campeonato.

Por el lado romántico, dice que también tiene recuerdos ya que ahí tuvo una "semi-novia" muy hermosa y que según él se nombraba Justina Osuna y quien en aquella época trabajaba en la Compañía de Teléfonos… qué cosas ¡no?

Campeón pítcher

Ese año fue el campeón pítcher del circuito con 24-8, teniendo 4-2 en los play offs.


Sin contar con esos datos de Los Indios de Cd. Juárez, afirma que su abuelo tiene un récord de por vida de 343 ganados y 170 perdidos, con un excelentísimo 2.22 de efectividad y 97 blanqueadas.

En Ligas Mayores

Marrero debutó con los Senadores de Washington a sus ¡39 años de edad! y aún así fue un fuerte candidato a Novato del Año. Esa vez "Connie", como le llamaron, tuvo 6-10 y los siguientes cuatro años, 11-9, 11-8, 8-7 y 3-6.

Con todo y lanzar para uno de los equipos más débiles de la Gran Carpa, tras cinco campañas acumuló 39-40 derrotas, con 3.67 de ERA. En el 52 logró su mejor marca de efectividad con 2.88.

En su segunda temporada con Washington fue seleccionado para el Juego de Estrellas, pero por esas cosas que a veces pasan, no vio acción en la loma.

De haber jugado con un mejor equipo, otra mejor cosa le hubiera pintado. Pero los Senadores no le ayudaban: Todavía hay quienes recuerdan aquello que decían los especialistas de béisbol: "Washington: el primero en la guerra, el primero en la paz, y el último en la Liga Americana".

¿De dónde saltó?

Nació el 25 de abril de 1911 en la finca Laberinto, Sagua la Grande, provincia de Villa Clara y desde joven comenzó a jugar pelota, primero como campo corto/tercera/jardinero y luego prefirió ser lanzador donde comenzó a demostrar su real valía, clase, talento y capacidad de ganador.

Pero fue hasta los 27 años cuando decidió incursionar en el béisbol amateur con el Cienfuegos, logrando entre 1938 y 1945 números de 127-40; tiró tres no hit no carrera y participó en cinco series mundiales de aficionados, siendo en 1940 elegido el JMV al ayudar a Cuba a ganar el banderín.

Conrado Marrero fue el primer pitcher cubano en ganarle a EU en Series Mundiales Amateurs (13 de agosto de 1939).
De ese nivel de béisbol, seis años después llegó a la pelota profesional de la poderosa Liga Cubana donde alcanzó marca de 68-46 con Almendares.

Con este equipo también fue el primer lanzador cubano en obtener un triunfo en Series del Caribe cuando superó a Venezuela, 13-1, en 1948.

Otro sin hit ni carrera

Luego, en la Liga Internacional de La Florida, con los Havana Cubans, tuvo 70-25, lanzando también en ese circuito otro doble cero, ante Tampa.

Por sus actuaciones, no importándole su veteranía sino más bien su madurez, experiencia y calidad en su pitcheo, en 1950 Clark Griffith, el dueño de los Senadores de Washington, le abrió las puertas de las Grandes Ligas.

Así, una vez más iba a prestigiar al béisbol latino… y de Cuba.
¡Y siempre así lo hizo en cualquier circuito!

Mis respetos a Conrado Eugenio Marrero Ramos: sí, "El Premier" y "El Guajiro de Laberinto".

* Mañana, aquella gran anécdota de "Marrero, afloja, Marrero", sí, que recién me llegó del colega Toño Elizarrarás que da cuenta de aquella ocasión de inicios del 50 cuando "El Premier" lanzaba para un equipo dirigido por Luis Sansirena, quien en una paliza de 23-2 a una novena de Yucatán y ante la amenaza del cacique local le gritaba con su clásica voz de silbato "¡Chiquito… afloja, afloja. Afloja por tu madre si no quieres ir a la cárcel!".

MARVIN WILLIAMS



Marvin “La Coqueta” Williams

Entre “La Coqueta”, Jackie Robinson y Sam Jethroe pudo haber salido en 1945 el primer pelotero negro en llegar a Ligas Mayores al asistir a un try out de los Medias Rojas de Boston. Robinson lo haría en el 47 con Brooklyn.

Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

La afición que vivió y gozó las incidencias de la Liga de la Costa del Pacífico recuerda con agrado y mucha familiaridad la figura de Marvin "La Coqueta" Williams.

Al igual que otras grandes estrellas de aquella época como Theolic Smith, Jesse Douglas, Lonnie Sommers, Ray "Mamerto" Dandridge, Barney "Grillo, Serrell, Buck Leonard, entre otros peloterazos que con su presencia llenaban los estadios, Marvin Williams también procedía de las ya famosas Ligas Negras de EU.

Marvin Williams era uno de sus grandes protagonistas y antes de que llegara a México, hubo un momento muy especial en su trayectoria que trasciende y que es poco conocido en estas latitudes:

Y es que, en 1945, pudo haber sido el primer pelotero en la historia que rompiera la barrera racial en Ligas Mayores.

Esta historia tiene profundo significado y ocurrió a mediados de abril de aquel año:

Siendo jugador del Philadelphia Stars de las Ligas Negras fue invitado junto con Jackie Robinson y Sam Jethroe a un try out de los Red Sox en el Fenway Park de Boston.

Wendell Smith, un reportero afronorteamericano, apareció en el histórico parque con el short Jackie Robinson, quien había sido contratado hacía poco tiempo por los Monarcas de Kansas City; el jardinero Sam Jethroe, el líder de bateo de las Ligas Negras en 1944 y que ahora estaba con los Cleveland Buckeyes y el segunda base de las Estrellas de Filadelfia, Marvin Williams, también un bateador de poder.

Bueno, después de esperar dos días, pudieron finalmente llevar a cabo la prueba por la que tanto peleaban.

Sin embargo, el cronista de deportes del Boston Daily Record, Dave Egan, comentó que “el Fenway Park estaba en la ciudad de Boston, Massachussets… y no en Mobile, Alabama”.

Pero mire usted: Durante las pruebas de aptitud, ni los jugadores de las Medias Rojas y el entrenador Joe Cronin aparecieron por ningún lado. Cronin admitió después que "sólo aceptamos las cosas tal como eran…".

Además, existe la versión de que después de 90 minutos de estar bateando y fildeando, se escuchó un grito entre las sombras del graderío diciendo "Get those niggers off the field!".

Los Red Sox tenían de buena fe decirle adiós a la discriminación racial en la Gran Carpa y esa vez pudieron haber firmado a uno de ellos ¡o a las tres al mismo tiempo!

Después de esa experiencia, Jethroe, Robinson y Williams, desaparecieron del Fenway.

La historia de Jackie, más tarde en el 47 quedaría registrada por siempre en los anales del béisbol como el primer afroamericano en instalarse en ese béisbol con los Dodgers de Brooklyn.

Extraordinario pelotero

Marvin Williams nació el 12 de febrero de 1923 en Houston y murió en Conroe, Montgomery, Texas, el 23 de diciembre de 2000

En las Ligas Negras jugó con Philadelphia Stars entre 1944 y 1949. El 44 pegó .338 y el siguiente año .393. El 1950 alineó con los Cleveland Buckeyes.

También fue a jugar en las Ligas Menores de EU: La Pacific Coast League, la South Atlantic League y la Texas League. Además de México, estuvo en Cuba, Puerto Rico (44-45) y Venezuela.

En los primeros años de los 40´s integró a una selección de "Estrellas Negras" de Estados Unidos para ir a jugar a Cuba y ahí estaban Roy Welmaker, Roy Campanella, Jackie Robinson, Buck Leonard, Parnell Woods, Sam Jethroe y Joshua Gibson.

Brilló con los Leones dirigidos por Salvador Hernández en el Torneo de la Federación Nacional de Cuba. En la temporada de 1947-48 bateó un average de .286.

En su estadía en el béisbol venezolano estableció en 1946 la marca de 8 producidas en un juego de playoff, la cual empató Gonzalo Márquez el 4 de febrero de 1968.

También, en 1952, con Chihuahua en la Arizona-Texas, ganó la corona de bateo con .401 de bateo, 45 jonrones y 131 carreras producidas.

Lo trajo Jorge Pasquel

Tenía una altura de 6 pies y pesaba en su juventud 195 libras. Cuando tenía 20 años jugó como segunda base para los Stars de Filadelfia en la Negro National League. Repitió al año siguiente jugando la misma posición durante 40 partidos, bateando para .338, 4 jonrones y 32 producidas.

En 1945, el año del famoso "Try Out en Boston", llegó a los Diablos Rojos del México atraído por los dólares de Jorge Pasquel, teniendo una formidable actuación con .362, 10 jonrones y 51 carreras impulsadas.

Se fue a Venezuela en 1946 jugando para el Vargas y dejó la marca de ocho impulsadas en un juego y que empató Gonzalo Márquez, como ya se mencionó.

Lo hizo contra Magallanes como cuarto bat. Se fue de 5-4 con dos jonrones y dos sencillos el jueves 7 de Marzo de 1946 ganando 16-9 teniendo en el cerro a Roy Welmaker, que más tarde jugó con Culiacán.

Ese año de 1946 bateo para .339 en 30 juegos y fue líder en anotadas con 29, también en producidas con 41 y número uno en dobles con 14. Al año siguiente repitió con el Vargas, pegándole para .343 y 5 cuadrangulares en 37 juegos.

Para 1948 estaba de vuelta a los Diablos Rojos, bateando .328, fue líder en triples con 11, se voló la barda 14 ocasiones y empujó 57 carreras.

El colega Antonio Elizarrarás lo recuerda muy bien cuando tuvo el privilegio de entrevistarlo en aquellos días en el Parque Delta de la Ciudad de México.

De él recuerda su figura vagamente: alto, delgado pero se veía muy correoso. Brazos muy largos. Sonrisa fácil y sincera. Un tanto desgarbado pero...¡qué pelotero! La clase se le notaba desde que tomaba el guante y se ubicaba en los terrenos de la intermedia".

Con los Cañeros

Llegó a este béisbol invernal en la segunda campaña de los Cañeros en la Costa (1948-49) y tuvo como mánager a Lázaro Salazar, el "Príncipe de Belem", quien en la Mexicana era todo un héroe/icono de los Industriales de Monterrey con quienes en el verano de aquel 49 iba a lograr el tricampeonato, el récord vigente.

"La Coqueta", llegó, vio y venció.

Quienes le vieron jugar, lo califican como un extraordinario segunda base y magnífico bat, brillando también como jardinero y primera base.

Su debut causó gran expectación el sábado 13 de noviembre del 48 en un partido que ganaron los Cañeros 6-3 a los Ostioneros con pitcheo de Booker McDaniels que solo permitió un hit en la cuarta de Vinicio García.

En esa IV temporada fue el primero en pegar de cuadrangular en el viejo estadio de los Mochis. El hecho ocurrió en el tercer partido. Fue un jonrón "de muñeca", algo que en su bateo fue característico, siendo paseado en hombros por la afición al terminar el histórico juego.

Dicen quienes lo vieron que fue tanta la emoción que hasta el cronista que narraba el choque tiró el micrófono y corrió a felicitarlo cuando llegaba al plato.

No pudo tener mejor debut con ese tablazo en la séptima sobre el pitcheo de Ladislao Zamora, ganándose entre los aficionados unos 500 pesos de aquellos. Marvin pegó otro jonrón en el resto de la temporada y terminó bateando .266 con 18 impulsadas.

Ese año jugó con Mochis al lado de Broker "Balazos" McDaniels, el cubano Raúl García, Héctor "Comadre" Leal, Memo Luna, Juan Conde, Armando "Indian" Torres, Celso Zendejas, Felipe "Burro" Hernández, "Moscón" Reyes y Felipe Montemayor.

De vuelta al verano, en la Liga Mexicana, con Jalisco en el 49 sólo jugó tres partidos bateando .583 con un jonrón y cuatro producidas. El 51de nuevo estuvo con los Diablos (.321).

Su récord de jonrones

En aquel poderoso circuito, Jack "El Mulo" Graham tenía el récord de 13 jonrones desde el 46-47 con Culiacán, pero en el 51-52 Marvin conectó 17 con Mochis y adiós marca. Esa vez Pedro "Charrascas" Ramírez, también de los Cañeros, se quedó con 13.

Fue la temporada de los 63 de vuelta entera para el nuevo récord por el equipo de Mochis, sólo que el 53-54 los Venados lo echaron abajo al conseguir 79, la cifra mayor para una novena en una campaña en la historia de aquel circuito.

Esos 17 cuadrangulares de "La Coqueta" permanecieron hasta que en la campaña del 53-54 Dick "Siete Leguas" Hall (apodo que le endilgó Procopio Herrera) conectó 20 con los Venados para el récord de ese entonces. Pero hay un dato: Williams los pegó en 60 partidos y Graham en 80.

Vio acción en tres campañas y media con los Cañeros ya que en la segunda vuelta de la temporada del 52-53 Mochis y Guaymas abandonaron la liga por problemas económicos.

Ahí en ese periodo bateó .266, .321 y .268 y hasta la fecha forma parte del Equipo Ideal como segunda base en la historia de ese equipo en la Costa del Pacífico.

Ese campaña de la "quiebra" los jugadores de los Mochis y Guaymas fueron tomados por los demás equipos.

Con Jalisco y Navojoa

En la temporada 1953-54 empezó jugando con los Charros de Jalisco pero luego llegó a Navojoa. Con Jalisco dejó porcentaje ofensivo de .336.

Hay una anécdota de cuando el 24 de diciembre de 1953 Guadalajara jugaba en Navojoa y el pitcher de Mayos Adolfo Villicaña golpeó de un pelotazo a Williams en la sien derecha en el noveno inning.

Por fortuna, el golpe no fue de consecuencias y Williams se pudo recuperar participando en el último juego el domingo por la tarde; corrió el rumor incluso de que el brillante pelotero había fallecido. Fue cuando de ahí se fue a jugar con los Mayos.

Con Navojoa se encontró de mánager a Melo Almada, el glorioso primer pelotero mexicano en Ligas Mayores. Jugó jardín y primera base logrando batear .309 con once jonrones.

Le quitaron el bat y…

Hay otra anécdota de Marvin, aunque esta no de gratos recuerdos:

En el verano del 53 jugaba con los Diablos Rojos pero resulta que al atravesar el equipo por una mala racha un día el timón Ernesto Carmona vio que le pasaron dos strikes, por lo que se dirigió al home para arrebatarle el bat y cambiarlo por un emergente, algo que hasta la fecha sigue siendo considerado como una degradación.

Por supuesto que salió del equipo (dejó promedio de .373) y se fue en el invierno a jugar a Vancouver, en la Western Internacional League, Clase A, luego con Seattle y Tulsa.

¡Bateó el ciclo!

Para regocijo de la afición y por supuesto que los Mayos, volvió a la campaña invernal del 54-55 y mire lo que sucedió:

El 24 de octubre, Navojoa propinó una paliza con 23 hits ganándole 15-5 a Obregón y en ese partido Marvin estuvo en plan grande: triple, doble, sencillo y jonrón ¡el ciclo! en cinco turnos. La victoria fue para Gaylord Lemish sobre Gene Bearden.

Campeón en impulsadas y JMV

El 55-56 fue campeón de carreras impulsadas con 51, empatado con Robert Bowman, de Hermosillo.

Ese año fue el Jugador Más Valioso porque también fue tercero en jonrones y promedio de bateo.

Reforzó a Hermosillo

Alfonso Araujo, historiador non del béisbol y miembro del Recinto Sagrado en Monterrey, nos recuerda cuando Marvin reforzó a los Naranjeros en la final de 1955-56 contra los Diablos Rojos por el campeonato del béisbol invernal de México. Eran aquellos históricos partidos entre los campeones de la Invernal Veracruzana y de la Costa del Pacífico.

Fue el tercer bat y en el partido del campeonato que ganaron 13-3 se fue de 5-3 y la alineación que tuvo Hermosillo el lunes 13 de Febrero de 1956 fue la siguiente: Ventura Morales (7), Pepe Bache (6), Marvin Williams que empezó de primera y terminó en el prado derecho; Joe Brovia (9), Wayne Belardi (3), Earl Averill (2), Bob Bowman (8), Ernesto "Natas" García (4) y Sonny Sernechia el pitcher.

El por qué de "Coqueta"

Le pregunté a Ronnie Camacho si tuvo la oportunidad de conocerlo y de inmediato me narró lo siguiente:

¿Oye, Marvin, que coquetón te miras masticando chicle", le dijo Marcelino Solís, el zurdo lanzador estelar de los Mayos de Navojoa con quienes jugaba…¡ y así se le quedó! (Dice Araujo que también por la forma en que caminaba…)

Ronnie, agrega:

"Tenía cara de mujer, pero cómo bateaba; todo lo hacía fácil y corría muy rápido. Su fuerza en el brazo, era débil y fildeando era un "ladrillón". Medía casi los 2 metros de estatura".

En esos días Ronnie Camacho jugaba de novato con los Yaquis y recuerda que con los Mayos también andaban Nico Genestas (de Empalme) el "Bule " Guzmán y Pancho Alcaraz.

Cita que en su pueblo lo conocían muy bien, ya que cuando iban a Guaymas se pasaba a Empalme y ahí, se ponía a beber tequila.

"Le gustaba mucho y convivía con mucha gente, era un hombre muy accesible, de muy buen carácter y hablaba muy bien el español, siempre lo veías masticando chicle".

No olvida cuando Marvin una vez dio clínicas de bateo en el, único campo deportivo que tenían en Empalme:

De lo mejor

Ronnie no duda en reconocerlo como de lo mejor que vio entre notables que jugaban en aquel circuito, como el "Grillo" Serrell, Agustín Bejerano, Theolic Smith, Lonnie Sommers, Milton Smith, "El Venado Negro", porque volaba en las bases y jugó para Culiacán con quienes metía muchos palos; Joe Brovia, Earl Averil, Mel Queen, Stu Locklin, quienes jugaban con Hermosillo.

"Pero ninguno como "La Coqueta, quien "se "fajaba" todo el tiempo y los mánagers lo respetaban mucho ya que era un líder natural”.

Dice que Marvin tenía otro concepto del juego de béisbol: bateaba fijo en el home, no se movía y usaba sus privilegiadas muñecas para batear. Era de una consistencia inigualable al estar siempre bateando sobre los .340 o más y en jonrones arriba de 12.

El adiós…

Williams todavía demostró su grandeza como pelotero cuando volvió a México en 1959 para jugar con los Diablos y Tigres. Ese año, entre los dos equipos acumuló .310, con 29 cuadrangulares y 129 producidas. Sus últimos años los jugó en Texas con Victoria, San Antonio y Río Grande.

Sin duda, a Marvin Williams lo podemos ubicar en un alto nivel y de no haber sido por la barrera de color imperante hasta 1947, muy bien pudo haberse establecido en las Ligas Mayores… y quizá, de acuerdo a lo acontecido en el Fenway Park de Boston en el 45, antes de Jackie Robinson.

Marvin "La Coqueta" Williams.

Mis respetos en el tiempo eterno.

Antonio Elizarrarás:

Entrevistó a Marvin Williams
en el Parque Delta

Vamos a cerrar el capítulo de Marvin “La Coqueta” Williams con un documento que me ha enviado desde Ecatepec, Estado de México, el gran colega Antonio Elizarrarás Corona.
Por su alto interés, qué mejor leer con calma su rica narrativa en torno a tan formidable pelotero acaecido apenas el año 2000 en Conroe, Montgomery, Texas:

Además, un dato por demás elocuente: para Toño, representó en su notable trayectoria periodística, ¡su primera entrevista en 1952 para la revista “Hit”!

Veamos:

“En efecto, “La Coqueta” Williams fue extraordinario; un segunda base que, de no haber habido racismo en ese tiempo en la Gran Carpa, hubiera sido el mejor de su posición que cualquiera de los actuales.

Beto Avila fue genial y por algo estuvo tantos años en las Mayores. Yo creo que él le aprendió algo o mucho a Marvin. Y en ese terreno el jarocho demostró agallas, talento, valor y mucha inteligencia para no caer en las provocaciones que le hacían todos los días para “reventarlo” y hacerlo caer del puesto de titular.

Tu sabes, en eso del racismo los gringos son los padres de esa materia. Y de Dandridge, ya ni te digo. Mejor que Billy Martin o el que quieras ponerme de los de hoy.
La histórica entrevista

Antonio Elizarrarás tenía ¡18 años de edad! cuando tuvo la encomienda de Angel Fernández de entrevistarlo en el Parque Delta.

Imagine ese momento:
“Jesús, debo hacer la salvedad de que yo en ese momento tenía 18 años y estaba en una confusión severa pues no sabía para donde caminar”.

Apunta que en esos días tenía poca conciencia de sui papel de reportero (más bien de aspirante, advierte) y que asomarse a un mundo que jamás imaginó pisar, no le daba mucho para digerirlo al instante.

Y otra cosa: Jamás había visto a los peloteros tan cerca, un bat, una manopla, una pelota de béisbol profesional. ¿Unos spikes?, ¡ni en sueños!; lo mismo que los uniformes, la careta del cátcher, el peto, ¡en fin un mundo nuevo para él!, y se hacía la pregunta interior: “¿Qué carajos estoy haciendo aquí?".

Junto a Dandridge

Antonio Elizarrrás no olvida cuando llegó al dogout y preguntó a uno de los peloteros quién era Marvin Williams, que estaba en la práctica cubriendo la segunda base, con Raymond “Mamerto” Dandridge en el shortstop.

Recuerda que tuvo de respuesta: ¿para qué lo quieres?, contestando que lo mandaban a hacerle unas preguntas para un reportaje y.... viéndolo con ternura pero tambien con cierta ¡o mucha lástima! le preguntó: ¿hablas inglés? Su respuesta fue: ¡no! y aquel jugador se encogió de hombros y saltó al terreno de juego...

Dice Toño que se quedó petrificado y al mismo tiempo pensaba ¿y ahora con que le voy a salir a Angel?, pero una vez más, acota, su Angel de la Guarda lo cubrió.

A la distancia en el tiempo, cita cuando sentado ahí en el dogout, hasta arriba, con una personalidad enorme y con un voz muy grave, el mismo jugador le pregunto: ¿Te manda Angelito?”, por lo que respiró aliviado diciendo ¡Al fin! alguien lo conoce!

Y cuando su respuesta fue: “si, me manda él”, me dijo: “yo te voy a ayudar porque aquel no habla español y tu, ya escuché que no hablas inglés”.

Afirma que la ayuda que me leo quien mucho tiempo después supo había sido Rafael “Zungo” Pedroso, fue la diferencia entre haberse convertido en reportero, o haberse quedado como gris y oscuro auxiliar de contabilidad.

Pedroso de intérprete

El “Zungo” Pedroso le sirvió de intérprete en esa su primera gran entrevista.

Toño nos narra con sus propias palabras esos instantes:

“Para mandarlo llamar desde el dogout a los terrenos de la segunda, tanto el “Zungo” como otros jugadores que jamás supe quienes eran, se desgañitaron gritándole por su nombre. Al parecer, no escuchaba o hacia que no escuchaba.

A mi me dio la impresión de que no quería cortar el entrenamiento pues también me quedó claro que disfrutaba con lo que hacía y trataba de hacerlo (¡lo hacía!) muy bien.

Cuando llegó con nosotros a la caseta, el “Zungo” hizo la presentación de mi y lo único que entendí fue el nombre de Angel Fernández.

Marvin asentó con la cabeza como reconociendo de parte de quien iba yo (Angel si hablaba ingles y supongo que habría tenido charlas con él) y entonces Pedroso me preguntó que quería yo (y a su vez) preguntarle.

Poco a poco se fueron desgranando las preguntas y vinieron las respuestas. ¿Cuáles? La verdad no las recuerdo.

Lo que si me acuerdo es que Marvin parecía ansioso por terminar pero en ningún momento se portó ni agresivo, grosero, o imprudente. Más bien, fue muy cordial, muy amigable y sobre todo, sonrió cuando el “Zungo” le mostró una revista “Hit” y algo le dijo con respecto al reportaje que aparecería en las páginas.

Marvin sonrió y pareció pasarse de cachete el chicle (o tabaco, no se) que mascaba. En ese tiempo debo decirte que se usaba mucho mascar tabaco.

¿Por qué? Alguien me dijo que la saliva llena de alquitranes y la brea del tabaco, servía para afianzar más la pelota, sobre todo a los pitchers. Tenían más adherencia a las costuras de la pelota y por lo tanto, los “culebrones” que enviaban al cátcher no eran de amigos…. y para los bateadores, ¡menos!

A Max Lanier le llegué a ver unas anacondas por curvas, ¡enormes!, increíbles. Y a “Jiquí” Moreno, igual, de los que recuerdo, claro.

Muy amigable

Bueno, Marvin en alguna medida, fue amigable dentro de lo que el momento permitía serlo. En toda la entrevista, lanzaba a su guante, sostenido a la altura del pecho, una pelota de béisbol.

Y desgarbado como era, informal en su vestir (en el uniforme) y mostrando con frecuencia la blanca dentadura mientras masticaba, con un ademán muy decente, preguntó que si era todo y yo, por inercia, dije que si y le di las gracias; en ingles por supuesto. Eso si aprendí a decirlo.
Me miró poco durante la entrevista. Siempre estuvo viendo al “Zungo” porque como el coach que era, la guardaba un respeto notable.

Yo no sabía si admirar al beisbolista que me acababa de dar una entrevista, o al hombre que, tan negro como el carbón que era, acababa de mostrar una educación que no empataba con las actitudes racistas de algunas gentes prejuiciosas y estúpidas.

Dije si por inercia, porque ¡Jesús! , chocaban en mi cabeza la actitud de el; un astro del béisbol mostrándose sencillo, humilde, amigable y sonriente, con lo que de tanto en tanto se oían en las estaciones de radio, y se leían en periódicos y revistas, con relación al racismo imperante en gringolandia.

Para mi fue shock brutal. No tenía todavía capacidad para almacenar y clasificar una y otra cosa, y como aparte, ¡yo simpatizaba con todos los negros!

No entendía como era posible que algunas personas, sintiéndose de raza superior, marginaran, maltrataran, humillaran y agredieran en diversas formas a un negro como a Marvin Williams que, hoy lo se, fue un caramelo a pesar de todo.

Conmigo, en su atención a mi, fue un dulce, un caramelo. Un melocotón. Y a él mi querido Jesús, le debo en alguna medida, el haber podido a entrar a este mundo tan hermoso y maravilloso del periodismo.

Cuando dio la espalda y trepó por la pequeña barda del dogout para volver a pisar el terreno de juego, yo me quedé entre estúpido, agradecido, enternecido, asombrado y admirado.

Y apenas le di las gracias al “Zungo” porque él tambien saltó al terreno de juego, tomó un bat y le gritó a Marvin: go...go...go! haciéndole señas de que se fuera hasta los terrenos del jardín central, a donde estuvo “fongueando” varias pelotas obligando a “La Coqueta” a montarse en la “moto” ¡y vaya que corría como demonio! para engarzar cada pelota…”.